22.10.10

A punto de…

No. No voy a cantar como Bosé. Hoy (apenas son las 7.30am) estuve a punto de llorar en la calle. Me metí (leer con énfasis y drama)  semerendo trancazo al intentar subir al carrito por puesto. Quedé obnubilada o.O por decir alguna cosa… sólo pude entrar y tratar de ordenar otra vez mis neuronas después del golpe.
La verdad es que no es fácil hacerlo si el chofer llevar “su música” a todo volumen. El caso es que cuando me tocó bajar: ¡zas! Otra vez me golpeé; de dos, dos, como dicen. Claro… este fue más suave, quizá sirvió para acomodar lo que se había movido antes.
¿Saben qué es fastidioso? Cuando uno cree que ahí terminó el asunto y no es así. Para llegar al trabajo tengo que agarrar dos carritos. El segundo era un Schumacher maracucho.
El tipo se le atravesó a cuanta cosa encontrara en su camino. Iba con hambre porque se comió unas cuantas rojas y tragó varias flechas. (¡Momento! Recordé aquella vez que iba en un taxi, el señor llevaba música cristiana a todo volumen e hizo lo mismo que este señor. Literalmente Dios nos protegió).
Suspiro. Llegué a la oficina. ¡Viva Venezuela!

17.9.10

Breves II

Resulta que hace un tiempito tenia clases hasta las 9.00 de la noche y para regresarme a casa tomaba un taxi de la uni. Resulta que al fin pude tomar un taxi para llegar a casa rápido y "segura". Resulta que cuando casi llego a casa el taxista suelta esto: ¡mi amor! ¿qué talla eres tú de brasier?. ¡AyDiosMio!
-Pausa-
¿Más o menos qué le importa a ese tipo mi talla?
-Pausa-
¡Sí! estaba aterrada. Se me vinieron diez mil cosas a la cabeza.
-Pausa-
El tipo habló: es que yo soy "artista" y hago pinturas sobre el cuerpo y tú tienes unos senos muy bonitos, entonces me imaginé que podría pintar sobre ellos.
-Pausa-
¡Quién le dijo a él que podía imaginar! #veaver 
Entonces siguió explicando: yo he pintado a varias chicas, universitarias (MiAlma La Aclaratoria). Son 1.500bs. Cuadramos un día, dame tu número (sí, ajá) y yo te llamo, ¿te parece?
-Pausa-
Cris respirá, respirá. Entiéndanme: El tipo tenia una cara  de LocoSádicoBaboso y miraba por el retrovisor. (Asquito).
Para mi fortuna, esto pasó 5 minutos antes de llegar a casa. Sólo le dije que yo anotaba su número y le llamaba en caso de que estuviese interesada ( Osea, no.)
Me bajé muy rápido del carro del artista taxista
Volví a respirar.
Llegué a casa y sin pintura encima.
Gracias

15.7.10

Breves I

Voy tarde al trabajo, son las 8.15 AM y la cola en la avenida La Limpia es poética. El señor conductor del carrito por puesto (si, era más fácil escribir “chofer”), va con el ceño fruncido y  callado. Un joven que viene en la parte de atrás pide la parada “en la siguiente esquina”; aunque allí no existe señalización alguna que indique una parada.  Antes de bajar dice el chamo “señor, se me cayó el celular porái por el asiento”, ahí mismo comenzó el Operativo Especial 2010 de Recuperación de un Celular en un Carrito por Puesto. La última vez que vi (ya habían pasado algunos minutos) el chico se había bajado del carro con marcas en su brazo cortesía de algún resorte rechoncho y cacofónico; dijo “señor, no puedo sacarlo”. Con una paciencia y una calma admirable el chofer le dijo: verga mijo, pa’ sacar ese asiento hay que destornillarlo… ¿qué vais a hacer vos ahora?-el chico hace un gesto con la cara dando a entender que no hará nada- ah bueno, espérame por aquí, yo voy pa’l centro y regreso, dale pues”. Y arrancó de nuevo. Bay bay.

15.6.10

Señor malandro, ¿me puede sostener el caramelo?

Novatos, sí. Eso parecían los dos tipos que se subieron al autobús esa mañana calurosa. Se miraban a cada rato y hacían gestos de aprobación, intuí que algo raro pasaba.
De momento me preocupé por mirar qué tan cerca estaba yo de la puerta. Tuve el privilegio de que estos señores se sentaran justo a mi lado. Sólo el pasillo me separaba del crimen.
Tenia de cerca al más viejo de ellos, por lo que pude hacer un rápido escáneo a su apariencia: llevaba una camisa verde manga larga y un pantalón negro con bolsillos a los lados.
Siento que es importante detallar qué llevaba en su bolsillo: había una especie de agenda muy usada y sucia, además, de pronto se asomó una pistola. Ajá. Una pistola.
En ese momento me paralicé y no supe qué hacer. Para mi "suerte" subió al autobús uno de estos vendedores ambulantes:
"¡buenos dias señores pasajeros! no se alarmen pol mi presencia,yo sólo estoy aquí ofreciéndoles mi trabajo, pasaré por sus puestos a ofrecerles este delicioso producto que lleva por nombre chiclechao, con un sabroso sabor a menta y por el precio de un bolival fuelte, recuelden que un bolívar no enrriquece ni empobrece a nadie, ustedes vayan probando que yo les voy cobrando".
Cuando terminó con su discurso ya había repartido los dulces por todo el autobús. Realmente no sabía qué hacer y lo único que se me ocurrió fue levantarme y aprovechar que estaba en rojo el semáforo para bajar casi que volando de ahí.
Sin embargo, tenía dos cosas pendientes: una,pasar por el frente del sr. pistola sin que se notara y dos, deshacerme del chiclechao (pol un bolivar fuelte). Fácil, maté dos pájaros de un tiro.
Le dije al malandro: Señor, ¿me puede sostener el caramelo? o se lo da al vendedor, es que me tengo que bajar antes de que ustedes atraquen a la gente que está aquí montada. Obvio no le dije esto último, sólo lo pensé, aunque me hubiese quedado bello.
El tipo me miró bien feo como queriendo decir: ¡¡mirá mard***!! pero extendió su mano, le dí el caramelo, el bus frenó y yo me bajé.
Creo que aquí termina el cuento.

26.1.10

Por el aroma yo lo sé…


Olores, sí, de todos y por todos lados esos olores. Yo no sé cómo hay personas que a las 7.00 de la mañana pueden oler tan mal. Dios. Si apenas uno se levanta (por higiene), se baña para ir a trabajar.
Creo que hay un grupo especial de personas que no entiende la regla básica de bañarse a diario (así sea 3 minutos).
Ese sábado fue raro, como todos, porque en el recorrido de mi casa a mi ex trabajo, 30 minutos parecen 3 días (juro que no hay nada en los tres 3 que he escrito) y, nada, esta vez fue de regreso que pasó lo que a continuación describiré.
Iba de pie, los caballeros las prefieren brutas y de pie. Dos filas como de costumbre, uno al lado del otro. Y comienza la sesión de arrimoterapia.


En poco tiempo tenía a mi lado a un “señor” por  no decir Mr. Apestosin. De verdad trataré de ser lo más explícita en describir ese olor, era algo como:
sábilaenmalestado+
ropamojadadesdehaceunasemana+ 
algoextrañoquenopuedodescribir. Eso.
Lo peor es que el olor me llegaba cada 2 minutos cuando el viento soplaba en dirección noroeste (en realidad no sé en qué dirección soplaba pero con esa frase le doy más forma a este párrafo que de por sí está corto, pero que ahora, con dos líneas más, sí puede llamarse párrafo).
Increíble, de pronto siento un olor máspior, era como a anís. Miro hacia atrás y, ¿qué creen? En la parte trasera del autobús venían dos tipos tomando licor: ¡Viva Venezuela!
La mezcla de olores era… era… era… una nueva producción que ninguna empresa de fragancias podría reproducir, no exagero.
No todo es malo. Un niño trabajador se quedó medio dormido en mi brazo. La pureza, a veces, se mueve entre la neblina.


Está pendiente el cuento del gato en el bus. Sí, un gato en una caja que estaba resguardada por una bolsa negra. Tétrico, pero real.