22.10.10

A punto de…

No. No voy a cantar como Bosé. Hoy (apenas son las 7.30am) estuve a punto de llorar en la calle. Me metí (leer con énfasis y drama)  semerendo trancazo al intentar subir al carrito por puesto. Quedé obnubilada o.O por decir alguna cosa… sólo pude entrar y tratar de ordenar otra vez mis neuronas después del golpe.
La verdad es que no es fácil hacerlo si el chofer llevar “su música” a todo volumen. El caso es que cuando me tocó bajar: ¡zas! Otra vez me golpeé; de dos, dos, como dicen. Claro… este fue más suave, quizá sirvió para acomodar lo que se había movido antes.
¿Saben qué es fastidioso? Cuando uno cree que ahí terminó el asunto y no es así. Para llegar al trabajo tengo que agarrar dos carritos. El segundo era un Schumacher maracucho.
El tipo se le atravesó a cuanta cosa encontrara en su camino. Iba con hambre porque se comió unas cuantas rojas y tragó varias flechas. (¡Momento! Recordé aquella vez que iba en un taxi, el señor llevaba música cristiana a todo volumen e hizo lo mismo que este señor. Literalmente Dios nos protegió).
Suspiro. Llegué a la oficina. ¡Viva Venezuela!

No hay comentarios: