23.9.09

Echále coco


En esta jungla de concreto en la cual vivimos, caracterizada por el hacinamiento, la falta de agua, de comida, el exceso de frío y de calor. Los seres humanos y pensantes nos volvemos almas y cuerpos que transitan sin rumbo tras la danza de lo desconocido, la sociedad juega el papel de pasar por este trance del espíritu llamado vida, sin pena ni gloria.


Un pequeño grupo de gente destaca entre todos y ataca a todos, una raza de personeros que nacieron y se hicieron con el fin de jodernos tras discursos cargados de demagogia, con promesas que nunca se han cumplido y siguen sin llegar. Política opio de los pueblos.

Otro conglomerado son aquellos que con hablar de enfermo y joder de buen y sano, se encargan de vivir a través de la vida de los otros: Que si el perro, que si lo otro, que si el hijo de Cristina es el que forma el alboroto. Personas que nunca han vivido su propia vida, y hablan de moralidad seguramente siendo los primeros inmorales.

La mixtura continúa y conseguimos a los religiosos. Son aquellos que se dan golpes de pecho arrodillados bajo la figura de cristo o de algún santo, y quienes en el nombre de Dios vaya a saber cuantas atrocidades y desparpajos han cometido en sus putas y bien llevadas vidas.

Unos hablan de derecha, otros de izquierdas y otros de centro. Para algunos tener la panza llena es más que suficiente para agradecer y ser fiel a un sistema. El capital te esclaviza, la izquierda siempre termina siendo derecha y los de centro son tibios.

Hay grupos que destacan, hay otros que se olvidan. Pero la característica más resaltante de esta sociedad, es que vivimos criticando y pensando en los demás, escribiendo y diciendo estupideces de los otros sin percatarnos que para dolor o alegría de muchos, todos somos los mismos. El ser tan mixtos nos vuelve únicos e idénticos.

Romel

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