Las sociedades cada vez más apegadas a una vida de consumo, van relegando a las artes un papel más cercano al entretenimiento que al enriquecimiento cultural; los medios de comunicación se encargan de masificar y prostituir los reductos artísticos, creando la idea de un falso arte- entretenimiento.
Los muros culturales que hemos establecido como barreras de nuestra consciencia juegan el papel elemental y básico de vendernos un mundo de consumo bonito, cómodo y próspero. Donde resulta elemental tener saldo en el móvil, chequear tuíter o feísbu en vez de dedicar el esfuerzo mental en leer un buen libro que enriquezca nuestro saber.
Todos sin excepción alguna nos vemos sumergidos en este mundo de contrariedades y ambigüedades, hay sectores que critican el enajenamiento de algunos pero no hacen más que seguir modelitos y patrones de lo que para ellos es bohemio y cultural.
Quienes dan muestra de amplios dotes de cultura, son quizás los más incultos....
Los muros culturales que hemos establecido como barreras de nuestra consciencia juegan el papel elemental y básico de vendernos un mundo de consumo bonito, cómodo y próspero. Donde resulta elemental tener saldo en el móvil, chequear tuíter o feísbu en vez de dedicar el esfuerzo mental en leer un buen libro que enriquezca nuestro saber.
Todos sin excepción alguna nos vemos sumergidos en este mundo de contrariedades y ambigüedades, hay sectores que critican el enajenamiento de algunos pero no hacen más que seguir modelitos y patrones de lo que para ellos es bohemio y cultural.
Quienes dan muestra de amplios dotes de cultura, son quizás los más incultos....
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