Las distintas expresiones artísticas que pueden existir en la vida parecen emblemáticas y grandiosas al lado de una simple manifestación urbana. Los artesanos de calle o vulgarmente conocidos como Hippies, llenan de colorido y cultura las distintas calles de las urbes mundiales, con un arte a veces psicodélico y en exceso colorido, por efecto de la hierba, recrean de un aire bohemio la agitada vida urbana.
Maracaibo recoge y acepta en sus calles este tipo de arte, el cual se ha apropiado de la movida diaria del maracaibero, es común caminar por el casco central de la ciudad (Plaza Baralt, Basílica), y coincidir con este tipo de expresión artística, o hacer un recorrido por los alrededores de las principales casas de estudio de la ciudad y toparse con un artesano.
Con un aspecto desvencijado y desgastado, por su ritmo de vida, los artesanos buscan vivir económicamente de su arte. La mayoría de estos artistas entrelazan con tejidos su filosofía de vida y de este modo tratan de que otros compartan sus visiones. Algunos artesanos sienten la felicidad de vivir económicamente de su arte y poder manifestarse a la vida, sienten la satisfacción de hacer un arte sencillo y poco glamoroso, pero demandado y admirado.
Quizás un arte no tan estético como un acorde de música sinfónica, no tan vistoso como una pincelada de un cuadro o no tan filosófico como una poesía. Pero el secreto del arte está en la sencillez de las cosas, por esto ellos merecen ser llamados: artistas.
Romel
Maracaibo recoge y acepta en sus calles este tipo de arte, el cual se ha apropiado de la movida diaria del maracaibero, es común caminar por el casco central de la ciudad (Plaza Baralt, Basílica), y coincidir con este tipo de expresión artística, o hacer un recorrido por los alrededores de las principales casas de estudio de la ciudad y toparse con un artesano.
Con un aspecto desvencijado y desgastado, por su ritmo de vida, los artesanos buscan vivir económicamente de su arte. La mayoría de estos artistas entrelazan con tejidos su filosofía de vida y de este modo tratan de que otros compartan sus visiones. Algunos artesanos sienten la felicidad de vivir económicamente de su arte y poder manifestarse a la vida, sienten la satisfacción de hacer un arte sencillo y poco glamoroso, pero demandado y admirado.
Quizás un arte no tan estético como un acorde de música sinfónica, no tan vistoso como una pincelada de un cuadro o no tan filosófico como una poesía. Pero el secreto del arte está en la sencillez de las cosas, por esto ellos merecen ser llamados: artistas.
Romel
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